miércoles, 12 de enero de 2022

jueves, 22 de diciembre de 2011

Reformas, un ardid para continuar en el poder





Reformas de la vivienda, la compra y venta de autos, y ahora las tan esperadas reformas migratorias, no pueden encubrir tantos años de dictadura y desprecio por parte del régimen cubano contra nuestra oposición y nuestro pueblo en general; nombres como Pedro Luis Boitel, Orlando Zapata, como los tantos muertos que pesan sobre las mentes de la maquinaría política y represiva castrista, no pueden ser encubiertos con el velo desmesurado de las reformas; el régimen en su empeño por perpetuarse en el poder y de lograr una continua sucesión dinástica del mismo, anda en una carrera contra reloj para lograr sus propósitos, y hará cuanta reforma sea necesaria en la medida que el pueblo empiece a cobrar conciencia de la nueva etapa en la que está siendo sumergido, o sea, un nuevo sistema seudo-capitalista al estilo más conservador Chino, pero desde el mismo balcón de la vieja escuela dogmática castrista.


Los argumentos sobran, al igual que las evidencias, y desde Oriente hasta Occidente podemos ver toda una infraestructura convertida en ruinas, donde los obligatorios actos políticos se han llevado consigo cuantiosas perdidas millonarias que solo han servido para enaltecer el ego de su otrora máximo líder, dejando al descubierto todo un amargo sabor a desilusión y abandono por parte del gobierno, la población aún con miedo pide a voces escondidas que no vengan más reformas, y sí un cambio de gobierno, muchos en su gran mayoría no se benefician de esos sorbos de oxigeno llamados reformas, los únicos beneficiados son los que han podido amasar fortunas de formas no muy claras; la corrupción en estos últimos años ha hecho mella en las altas esferas, donde altos cargos del gobierno se encuentran hoy en prisión, es un caos total que el gobierno enmascara con supuestos logros a través de 53 años de dictadura inefectiva al mejor estilo norcoreano, donde la población cada vez más, es obligada al suicidio, la prostitución, mendicidad y la emigración que en algunos casos ha sido forzada.Esto está sucediendo en pleno siglo XXI en una Cuba gobernada por octogenarios y seniles vejetes, que un día lucharon contra lo que hoy se han convertido, la arrogancia y la pésima administración solo le ha dejado el camino a las reformas, para de algún modo continuar en el poder.