domingo, 31 de julio de 2011

Los pensamientos prohibidos del apóstol






No hay espectáculo, en verdad más odioso, que el de los talentos serviles.

Yo no creo que en aquello que a todos interesa, y es propiedad de todos, debe intentar prevalecer, ni en lo privado siquiera, la opinión de un solo hombre.

La tiranía es una misma en sus varias formas, aunque se vista en algunas de ellas de nombres hermosos y de hechos grandes.

La Fuerza tiene siempre sus cortesanos, aun en los hombres de ideas.

Hay hombres dispuestos naturalmente a ser ovejas, aunque se crean libérrimas águilas

Todo poder amplia y prolongadamente ejercido, degenera en casta. Con la casta, vienen los intereses, las altas posiciones, los miedos de perderlas, las intrigas para sostenerlas. Las castas se entrebuscan, y se hombrean unas a otras.

A nada se va con la hipocrecía. Porque cerremos los ojos, no desaparece de nuestra vista lo que está delante de ella. Hay pocas cosas en el mundo que son tan odiadas como los hipócritas.

Un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército.

Todo hombre es la semilla de un déspota; no bien le cae un átomo de poder, ya le parece que tiene al lado el águila de Júpiter, y que es suya la totalidad de los orbes.

La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio.

Los grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre.

El hombre ama la libertad aunque no sepa que la ama, y anda empujado de ella y huyendo de donde no la halla.

La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie.

Sólo la opresión debe temer el ejercicio pleno de las libertades.

Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía.

José Martí